Los brioches au sucre son una variante de la brioche tradicional francesa, caracterizada por su suave masa enriquecida con mantequilla y azúcar. El origen de la brioche remonta al siglo XVII en la región de Normandía, donde comenzó a ganar popularidad debido a la calidad de la mantequilla local. Aunque la receta exacta de la brioche ha evolucionado a lo largo de los siglos, se sabe que este pan es un símbolo de la alta repostería francesa. La brioche au sucre, como variante dulce, se distingue por la incorporación de azúcar en la masa, lo que la convierte en un bocado ideal para el desayuno o la merienda.
Una de las referencias históricas más conocidas asociadas con la brioche es la cita “Que coman brioche”, que, erróneamente, se atribuye a María Antonieta. La frase aparece en las “Confesiones” de Jean-Jacques Rousseau, publicadas en 1782, donde describe a una princesa que, al enterarse de que el pueblo no tenía pan, sugería que comieran brioche. Sin embargo, no hay pruebas que respalden que María Antonieta haya dicho estas palabras. Muchos historiadores creen que Rousseau inventó la cita para criticar la desconexión entre la aristocracia y el sufrimiento de las clases bajas, más que para reflejar una realidad histórica.
A lo largo del siglo XIX, la brioche fue transformándose y adaptándose a distintas regiones de Francia. En localidades como Vendée, se popularizó una versión trenzada, preparada con harina, huevos y mantequilla, a menudo aromatizada con flor de azahar. Durante las festividades matrimoniales, las familias vendéanas preparaban grandes cantidades de brioche para celebrar el “baile de brioche”. Esta tradición se fue consolidando en la región y, en 1949, la “Brioche Vendéenne” recibió una denominación de origen, lo que permitió diferenciarla de otros tipos de brioche elaborados en otras partes del país.
En 1955, un pastelero llamado Auguste Pralus, originario de la ciudad de Roanne, revolucionó el mundo de la brioche con la creación del “Praluline”. Este brioche, relleno con bombones rosados elaborados con almendras de Valencia y avellanas del Piamonte, se originó por accidente cuando Pralus dejó caer frutos secos garrapiñados sobre la masa. Tras hornearlos, descubrió que el resultado era una delicia única que rápidamente ganó popularidad, convirtiéndose en uno de los brioche más emblemáticos de la región.
En la región de la Costa Azul, particularmente en Saint-Tropez, se popularizó un tipo de brioche dulce conocido como “Tarte Tropézienne”. Este pastel, creado por el pastelero polaco Alexandre Micka en 1947, consiste en una brioche rellena de una mezcla de crema pastelera y crema de mantequilla. Micka, quien se estableció en Saint-Tropez tras la Segunda Guerra Mundial, patentó la receta en 1955, convirtiéndola en uno de los postres más representativos de la Riviera Francesa.
Hoy en día, los brioches au sucre son un símbolo de la gastronomía francesa, tanto en Francia como en el resto del mundo. Este tipo de brioche, con su suavidad y su toque dulce, continúa siendo una de las delicias más apreciadas en la tradición repostera del país. Su versatilidad y sabor atemporal han asegurado su lugar en las mesas de desayuno, celebraciones y en muchas panaderías internacionales, donde se disfruta como una muestra de la rica herencia culinaria francesa.