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Monas de pascua

La historia de las monas de pascua

Tiernos bollitos de mantequilla aromatizados con naranja y melocotón en almíbar en el centro.

La mona de Pascua es un dulce tradicional que marca el final de la Cuaresma y celebra la Pascua en diversas regiones de España, especialmente en la Comunidad Valenciana, Murcia, Cataluña, Aragón y Castilla-La Mancha. Este bollo, elaborado con harina, azúcar, huevos y levadura, suele decorarse con huevos duros y, en ocasiones, con anisetes de colores. Su consumo es habitual durante el Domingo de Resurrección y el Lunes de Pascua, fechas en las que padrinos y madrinas regalan este dulce a sus ahijados como símbolo de la resurrección y la renovación.

El origen de la mona de Pascua se remonta a antiguas tradiciones europeas que combinaban panes dulces con huevos como símbolo de fertilidad y renovación, presentes en países como Italia, Grecia, Turquía o Chequia. En España, encontramos variantes similares como el rosco de Pascua gallego, las pegaratas asturianas o el hornazo andaluz.

La primera mención escrita sobre una mona de Pascua como tal aparece en el siglo XV, en el libro Trobes en lahors de la Verge Maria. Se piensa que etimológicamente “mona” procede del árabe hispánico máwna (provisión de boca). El hecho de que hasta bien entrado el siglo XIX el Diccionario de la lengua española definiera “mona” como “pr. Val. y Murc. La torta ó rosca que se cuece en el horno con huevos puestos en ella en cáscara por pascua de Flores, que en otras partes llaman hornazo” apunta a que esta denominación se originó en Valencia y Murcia y que su uso se fue extendiendo paulatinamente hacia sus regiones vecinas.

Monas de pascua

En la Comunidad Valenciana, la mona de Pascua tradicional se presenta en diversas formas: redonda, en forma de lazo, trenza o con figuras de animales como serpientes o tortugas. Suele decorarse con uno o varios huevos duros, dependiendo del tamaño, y anisetes de colores. Otra variante, conocida como panquemado o toña, se consume durante todo el año y se caracteriza por su forma de cúpula y su decoración con azúcar en grano.

En Murcia, las monas son bollos redondos o alargados, tanto con un huevo duro incrustado en su centro como sin él, que se pintan con huevo batido y se espolvorean con azúcar en grano. Las de Albacete son muy parecidas pero siempre redondas y con un huevo duro en el medio. Aunque si eres como yo, que no sabe que hacer con un huevo cocido dentro de un postre, lo puedes sustituir por una melocotón en almíbar, que recuerda al huevo en color y forma pero aporta un punto de dulzor al bollo muy interesante.

La tradición de regalar la mona de Pascua ha perdurado a lo largo de los siglos y sigue siendo una costumbre arraigada en muchas familias españolas. Además de su valor simbólico, la mona representa una oportunidad para reunirse y celebrar en comunidad, compartiendo un dulce que combina historia, religión y gastronomía. A pesar de las variaciones regionales y las adaptaciones modernas, la esencia de la mona de Pascua como símbolo de renovación y celebración permanece intacta.