La historia de la Tarta Kiev se remonta a un curioso incidente en una cocina, donde los pasteleros olvidaron agregar una cantidad específica de clara de huevo en la preparación de galletas en una fría mañana. Ante este error, el chef Konstantin Petrenko, con la colaboración de su joven asistente Nadezhda Chernogor, idearon una solución ingeniosa para disimular el desliz de sus colegas. Untaron pasteles helados con una crema de mantequilla y los decoraron con delicados adornos florales.
Con el paso del tiempo, la receta de la Tarta Kiev fue objeto de modificaciones. En la década de 1970, se perfeccionó el proceso incorporando una mezcla de clara de huevo y nueces, experimentando luego con diferentes tipos de frutos secos como avellanas, maní y anacardos. Sin embargo, el uso de estos últimos encarecía el costo del pastel, por lo que la fábrica optó por volver a emplear avellanas en su elaboración.
La utilización de anacardos se debe a un acontecimiento peculiar en la Unión Soviética durante esos años que involucró a la India, que pagaba sus deudas con bienes. En 1956, la URSS recibió un gran lote de anacardos y, siguiendo las directrices del partido, los pasteleros de la fábrica de Kiev, en aquel entonces llamada Karl Marx, se enfrentaron al desafío de crear un postre con estos frutos secos.
Konstantin Petrenko es identificado como el autor de la receta y la tecnología de producción de la Tarta Kiev, desarrolladas en aquel año. La fábrica misma relata que este proceso fue precedido por varios años de experimentación con recetas antiguas, destacando que la innovación surge a partir de la constante exploración y adaptación.
En 1973, Galina Fastovets-Kalinovskaya y Anna Kurilo recibieron la patente oficial para la producción de la Tarta Kiev, un reconocimiento formal que valida su contribución a la popularización y perfeccionamiento de este postre. Actualmente, la Tarta Kiev es producida por la compañía Roshen, manteniendo viva la tradición iniciada por aquellos pasteleros creativos de antaño.