La chocotorta es uno de los postres más emblemáticos de la repostería argentina contemporánea. Su origen no se remonta a una tradición centenaria ni a un recetario clásico, sino a una creativa acción publicitaria. Fue inventada en 1982 por Marité Mabragaña, una redactora creativa de la agencia Ricardo De Luca Publicidad, con sede en Buenos Aires. En aquel momento, Marité buscaba una manera de combinar productos de dos clientes de la agencia: Chocolinas (de Bagley) y el queso crema Mendicrim (de SanCor).
La idea surgió de manera casual, según relató Mabragaña en diversas entrevistas, entre ellas una para el diario La Nación en 2011. En su casa solía hacer una torta con vainillas, café y crema, pero decidió experimentar con estos dos productos que promocionaba en campañas. Al combinar las galletitas Chocolinas, humedecidas en café o leche con cacao, con una mezcla de queso crema y dulce de leche, dio con una receta simple, sin horno y absolutamente deliciosa.
La primera vez que esta preparación se difundió masivamente fue como parte de una campaña gráfica en revistas femeninas y de cocina de la época. La receta aparecía al pie de los anuncios de los productos, bajo el nombre de “torta de chocolinas”. El nombre “chocotorta” fue adoptado popularmente poco después y terminó imponiéndose. A diferencia de otros postres, su expansión fue casi instantánea, porque se alineaba con lo que muchas familias buscaban: rapidez, sabor y practicidad.
Desde el punto de vista técnico, la chocotorta es un postre de armado en frío, que responde a la lógica de las “tortas heladas” o “sin cocción”. En los años 80, en Argentina, no era común usar queso crema en postres, pero la fusión con dulce de leche resultó tan exitosa que abrió una nueva tendencia. Además, su estructura por capas la acercó a clásicos europeos como la tiramisú, aunque con ingredientes totalmente locales.
Con el paso del tiempo, la chocotorta se volvió un símbolo cultural. Fue elegida en 2020 como el “mejor postre del mundo” por el sitio gastronómico TasteAtlas, lo que impulsó aún más su reconocimiento internacional. Sin embargo, su mayor fuerza sigue estando en el ámbito doméstico: cumpleaños, meriendas y reuniones familiares. Es uno de los primeros postres que aprenden a hacer chicos y chicas en Argentina, lo que la convierte en parte del patrimonio emocional del país.
Hoy en día, la chocotorta ha trascendido su formato original. Existen versiones en vasito, en frasco, heladas, veganas e incluso gourmet. Pero todas conservan la esencia de esa receta creada por una publicista argentina en 1982: capas de galletitas de chocolate, queso crema, dulce de leche y mucho amor. Su historia es una muestra de cómo una idea creativa, con ingredientes simples y accesibles, puede transformarse en un clásico eterno de la repostería.