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Crema catalana

La historia de la crema catalana

Aromática y untuosa crema con toques cítricos, canela y anís cubierta con una fina capa crujiente de azúcar caramelizado.

La crema catalana es un postre emblemático de la gastronomía catalana, una región situada en el noreste de España. Reconocido por su suave textura y la capa de azúcar caramelizado que lo cubre, este dulce tiene su origen en la Edad Media. En recetarios medievales catalanes, como el Llibre de Sent Soví (siglo XIV) y el Llibre del Coch (siglo XVI), ya se documentan recetas similares que consistían en mezclas de leche hervida, pan y huevos, aunque sin la capa de caramelo que caracteriza la crema catalana moderna.

Durante el siglo XVIII, la crema catalana comenzó a adquirir su forma y nombre actuales. Según algunas versiones, la receta se perfeccionó tras un error durante una visita de un obispo a un convento catalán. Las monjas prepararon un flan que resultó demasiado líquido, por lo que añadieron azúcar caramelizado en la superficie. Al probarlo, el obispo exclamó “¡crema!” (en catalán, “quema”), lo que daría origen al nombre de este delicioso postre.

Otra versión sostiene que, en el siglo XVIII, la crema catalana ya se conocía como “crema de Sant Josep”, ya que era tradicionalmente preparada en Cataluña para celebrar el Día de San José, el 19 de marzo. Esta festividad, especialmente importante en Cataluña, ha hecho que la crema catalana se asocie estrechamente con las celebraciones locales en España.

Crema catalana

La receta tradicional de la crema catalana incluye ingredientes como yemas de huevo, azúcar, harina de maíz o trigo, y leche aromatizada con canela y piel de limón, a veces acompañada de piel de naranja. Su preparación consiste en cocer esta mezcla sin dejar que hierva hasta que espese y luego enfriarla en la nevera. Una vez lista, se espolvorea con azúcar y se carameliza la superficie con una pala de hierro caliente o un soplete, creando la característica capa crujiente que la hace tan especial.

A lo largo de los siglos, la crema catalana ha mantenido su popularidad y ha sido adaptada de diversas maneras. En el siglo XX, se comenzó a utilizar harina de maíz (maicena) en lugar de almidón, y más recientemente, el uso de sopletes caseros ha facilitado la creación de la capa caramelizada. Hoy en día, muchas personas disfrutan de este postre en toda España, no solo en Cataluña.

La crema catalana sigue siendo uno de los postres más apreciados de España. Su historia refleja la rica tradición culinaria catalana y su capacidad para adaptarse a los tiempos modernos, sin perder su esencia ni su sabor característico, que la convierte en una delicia apreciada en todo el mundo.