La historia de la tarta Dama Blanca

La “Dama Blanca” es una tarta tradicional noruega que destaca por su decoración de mazapán y su presencia en eventos especiales como bodas y cumpleaños. Aunque el origen preciso de esta tarta no está completamente documentado, se enmarca en la rica tradición culinaria de Noruega y puede haber evolucionado a lo largo del tiempo debido a una combinación de influencias culturales y preferencias locales.

Se dice que el pastel debe su nombre al káiser alemán y rey de Prusia Guillermo II (reinado de 1888 hasta 1918), que visitaba regularmente Bergen. En cada visita, le servían este tipo de pastel, con base de macaron y mazapán. Cuando volvieron a servirle el pastel, el emperador dijo: “Ah, nochmal die weisse Dame...” (“Ah, otra vez la dama blanca”). La “Dama Blanca” es un fantasma del folclore alemán. El nombre se mantuvo, y se ha convertido en un pastel clásico de Bergen que sigue siendo popular en las pastelerías de toda Noruega.

El uso de mazapán en la repostería tiene profundas raíces en la historia europea y ha sido utilizado en diferentes culturas a lo largo de los siglos. En Noruega, la tradición de emplear mazapán en la repostería se ha consolidado en eventos festivos y especiales, otorgándole un estatus distintivo. Aunque no se tiene certeza sobre su inicio específico, es probable que la “Dama Blanca” haya surgido como resultado de la fusión de técnicas y ingredientes autóctonos con influencias externas.

La “Dama Blanca” adquiere un protagonismo especial en las bodas noruegas, donde se presenta como un elemento central de la celebración. La tarta se decora con mazapán, y estas decoraciones varían desde patrones sencillos hasta diseños intrincados que simbolizan la unión de la pareja y la importancia del evento. La costumbre de utilizar mazapán en ocasiones festivas puede haber sido influenciada por el uso histórico de ingredientes como almendras y azúcar provenientes de otras regiones de Europa.

La evolución de la “Dama Blanca” puede haber sido influenciada por diversas interacciones culturales a lo largo de los siglos, como migraciones y comercio. Aunque su origen exacto sigue siendo un misterio, la tarta sigue siendo un testimonio de la rica historia culinaria noruega y su importancia en las celebraciones familiares y comunitarias.