El roscón de Reyes es un dulce tradicional que se consume el 6 de enero, Día de Reyes, en diversos países como España, México y Francia. Su origen se remonta a las antiguas celebraciones romanas de las Saturnales, festividades en honor al dios Saturno que marcaban el final de los días más cortos del año. Durante estas fiestas, se preparaban tortas redondas elaboradas con higos, dátiles y miel, que se repartían entre la población, incluyendo a los esclavos, como símbolo de igualdad y prosperidad.
En el siglo III, se introdujo la costumbre de esconder un haba seca dentro de estas tortas. Quien encontraba el haba era nombrado “rey de reyes” de manera simbólica durante el periodo festivo. Esta tradición perduró y se fue adaptando con el tiempo, integrándose en las celebraciones cristianas de la Epifanía, que conmemoran la visita de los Reyes Magos al niño Jesús.
En la Edad Media, la tradición del roscón se consolidó en diversas regiones de Europa. En Navarra, por ejemplo, en 1361 se designaba “Rey del Faba” al niño que encontraba el haba en el roscón, otorgándole ciertos privilegios durante la celebración. Asimismo, en Francia se celebraba el “Le Roi de Fave”, donde el afortunado que encontraba el haba era agasajado con regalos y honores.
En el siglo XVIII, el rey Luis XV de Francia popularizó una variante de la tradición al introducir una moneda de oro en lugar del haba dentro del roscón, lo que añadió un elemento de sorpresa y lujo a la costumbre. Su tío, el rey Felipe V, llevó esta práctica a España, donde el roscón de Reyes se convirtió en una tradición arraigada en las festividades navideñas.
En México, la tradición del roscón de Reyes, conocida como “rosca de Reyes”, fue introducida durante la época virreinal en el siglo XVI. La rosca mexicana se caracteriza por su forma ovalada y su decoración con frutas cristalizadas de colores, que simbolizan las joyas de la corona de los Reyes Magos. En su interior, se esconden figuras que representan al niño Jesús, y quien las encuentra asume el compromiso de organizar una celebración el Día de la Candelaria, el 2 de febrero.
Actualmente, el roscón de Reyes es un elemento esencial de las celebraciones navideñas en muchos países. Aunque la receta tradicional consiste en una masa dulce aromatizada con agua de azahar y decorada con frutas confitadas, han surgido diversas variantes que incluyen rellenos de nata, crema, trufa o chocolate, adaptándose a los gustos locales y manteniendo viva una tradición con siglos de historia.